“Sólo el cambio es permanente”, decía un monje budista; eso me hizo recordar que hoy la mejor organización es la que se adapta a este cambio, basándose en aprender constantemente y generar nuevas estrategias y conocimientos, aprovechando las oportunidades del medio; recordé también, que lo que ocupa hoy a las empresas, es cómo se transfiere este conocimiento al modelo organizacional, que hace que una empresa aprenda, se adapte e innove .
Hoy podemos ver cómo, efectivamente las tecnologías de información y comunicación, han ampliado nuestras capacidades, aumentando la cantidad de información disponible, las posibilidades de procesarla y la comunicación y transmisión de la misma. Este escenario, además de ser heterogéneo, se ha hipercomplejizado debido a la presencia de mayor cantidad de variables en el sistema, lo que hace requerir un mecanismo que lo gobierne como: los avanzados sistemas expertos, bases de conocimiento y otras herramientas que nos permiten “ordenar la casa”; pero, ¿Nos hemos puesto a pensar cuántas herramientas de software y hardware se harán necesarias para administrar la información de una entidad? A simple vista, pareciera ser que los sistemas son capaces de gestionarlo todo: finanzas, contrataciones, clientes, producción, agendas, etc. Pero, ¿Cuál de ellos administra mi ‘know how’? o ¿Coincide la forma de administrar la información de estos sistemas, con el funcionamiento de mi organización?
Es fácil suponer, que si hay algo que no cubre un sistema, seguro habrá otro que si lo haga, y en efecto, así es. Esto no es casual, dado que es buen negocio para las compañías desarrolladoras de software, tener varias herramientas especializadas y es imposible concebir una que abarque todo. Entonces surge el problema que, además de requerir más de un sistema para administrar información de la organización, debemos adaptar los procesos de la misma para que se ajusten al software; esto no es tarea fácil con un software y mucho menos con más de uno.
Los problemas surgen en esta etapa, porque las organizaciones pueden no ser capaces de adaptarse al software y porque los sistemas requieren ser alimentados; y mientras más sistemas, más trabajo. Por esto, algunas empresas que ya no apilan papeles, “apilan softwares”.
El utilizar programas que sean interactuantes, es decir “conversen” entre ellos, es una facilidad al momento de gestionar conocimiento; sin embargo, los sistemas bajo licencia, están en su mayoría limitados a interactuar con otros de la misma compañía, lo que restringe las posibilidades al nivel de desarrollo que ésta compañía tenga y a adaptar la organización a un modo de operación arbitrario
Hoy por suerte, hay muchos softwares libres y muchos expertos en estos softwares que han formado empresas, que se hacen responsables de su instalación y mantenimiento, lo cual objeta el mito de que “no hay nadie que nos responda o indemnice por el software libre”. Además, el hecho de ser software libre, hace que necesariamente estas aplicaciones estén programadas en lenguajes libres que, maravillosamente, son compatibles y de código abierto; es decir, además de poder integrar varios sistemas en un sólo “graaaan” software, podemos modificarlos a nuestro antojo y adaptarlos a nuestras necesidades, gratis y con un soporte a nivel planetario, que todos los días está agregando nuevas funcionalidades y módulos que podemos adicionar a nuestros sistemas. Simplemente, el paraíso.
Sin embargo, no sólo con un software integrado aseguraremos una buena gestión del conocimiento. Los modelos empresariales más actuales refuerzan las competencias internas por sobre las externas, ya que analizar estas últimas, no sirve de nada en un mundo tan cambiante como el actual; por esto, la capacidad adaptativa juega un rol crítico y para esto, es necesario tener un capital intelectual creativo e innovador, que permita estar generando siempre nuevo conocimiento y nuevas estrategias, gracias al flujo del conocimiento interno.
Gestionar el conocimiento es una pequeña parte de este proceso. Se deben generar las instancias para que la transmisión de éste sea efectiva y eso se logra, considerando la gestión y el flujo del conocimiento como un proceso más dentro de la organización, siendo en este campo el ‘workflow learning’ uno de los paradigmas más conocidos; pero no debemos olvidar las múltiples posibilidades de transmisión de conocimiento que entrega desde el ‘e-learning’ hasta el aprendizaje informal, incluso hoy se habla de ‘mobile-learning’.
Para empoderarse de todos estos nuevos conceptos, es necesario que, en especial, la gente del mundo de la educación, haga suyos estos temas, no olvidemos que Marshall Mc Luhan dijo: “La educación se ha convertido en una importante inversión y actividad básica de la era electrónica, el educador tradicional sólo puede recuperar su papel, extendiéndolo mucho más allá de lo que lo ha sido en cualquier cultura anterior” .
Referencias Bibliográficas:
Nonaka, Takeuchi, 1995, ‘Proceso de creación del conocimiento’.
Peter Senge, 1999, ‘The dance of change: the challenges to sustaining momentum in learning organizations’. (Paperback)
Marshall Mc Luhan, 1960, ‘Report on project in understanding New Media National Association of Educational Broadcasters’.