Cuando me toca hablar sobre los conflictos humanos, existe un mecanismo que siempre menciono y busco explicar a mis pacientes, alumnos o asistentes a alguna de mis conferencias o talleres. Este mecanismo es el de la percepción individual, la realidad que vivimos y la capacidad de estar conscientes de nuestra percepción en el aquí y el ahora. Me explico mejor desglosando sus conceptos en un lenguaje simple. La percepción es individual, es la manera en que recibimos y procesamos la información que obtenemos del mundo que nos rodea. Existen tantas percepciones como humanos en el planeta, porque es individual y pertenece a cada persona. Esta percepción es lo que «pensamos» de lo que vemos, sentimos, escuchamos, olemos o probamos. Es decir, es la recepción de ‘inputs’ del mundo externo, procesado por cada uno de nosotros, de acuerdo a nuestra experiencia, nuestro pasado, educación, cultura y conceptos o creencias predeterminados en nuestro cerebro. La percepción que tiene Ud. de este artículo puede variar si otra persona diferente lo leyera. Cada quien lo interpreta de manera personal y diferente. Ahora bien, he dicho que existen tantas percepciones como humanos en el mundo.
Pero cuando nos referimos a la realidad, nos encontramos que es única. La realidad es una sola y sólo puede existir en tiempo presente. No existe la realidad en el pasado o en el futuro. Si Ud. está sentado o sentada, leyendo este artículo, su realidad es esa. No existe otra realidad. Ud. está sentado frente a su computador leyendo. Esa realidad, si está leyendo con alguien a su lado, la comparte con esa persona, aunque cada uno entienda distinto lo que lee. La realidad es única y es lo que nos sucede en tiempo presente. Si su mente insiste en sacarle de su realidad, sabotearle su presente, y se pone a pensar en todo lo que quiere hacer en el futuro o lo que le sucedió la semana pasada, entonces Ud. no está percibiendo su realidad de manera correcta. Está contaminada por la ansiedad del mañana o la frustración de lo pasado. Imaginemos lo siguiente. Ud. entra a un salón a recibir un curso y encuentra en el medio del salón una columna de sillas apiladas unas sobre otras. ¿Qué piensa Ud. de ese escenario? ¿Qué sería lo primero que le viene a la mente? Algunos pensarán: «Qué desorden». Otros: «Aún están limpiando y el curso no ha comenzado». Tal vez Ud. piense: «El facilitador quiere hacer una dinámica de entrada al curso». El hecho es que cada quien, basado en su percepción individual, llenará su cabeza de pensamientos basados en lo que «cree» que puede significar lo que sus ojos ven. Lo común de todo el grupo que observa esas sillas es la realidad en la que todos están inmersos: todos están viendo las mismas sillas. Aunque piensen cosas diferentes.
Ahora bien, se debe estar preguntando, cuándo explicaré el mecanismo de conflicto que mencioné al comenzar este artículo. Pues bien, cuando la percepción no va acorde a la realidad, comienzan los problemas. Los seres humanos estamos acostumbrados a percibir nuestro mundo de acuerdo a nuestras creencias, las cuales se componen de todo lo que vivimos en nuestro pasado, experiencias pasadas, prejuicios, paradigmas, etc. Nuestra percepción siempre está contaminada por lo que «creemos» que es la vida. Cuando vemos a alguien con el rostro firme, pensamos: «ya está molesto». Sin preguntarle: ¿Estás bien? «Asumimos» cómo la gente se siente, o piensa y si adicionalmente no corroboramos lo que percibimos con datos reales, es decir, con la realidad en la que estamos, entonces las relaciones humanas comienzan a tener conflicto.
¿Cuántas veces a entrado Ud. a una oficina y comienza a pensar sobre lo que ve? ¿Cuántos pensamientos surgen al observar una escena en la que una madre regaña a su hijo en la calle? Si le dijera que me diga, OBJETIVAMENTE, lo que ve frente a UD., ¿cómo lo describiría? Recuerde que le pedí que fuera objetivo, es decir, la respuesta debería ser: «veo una pantalla con letras, algunos colores claros y frases redactadas que conforman un artículo». PUNTO. Cualquier cosa adicional que piense es SU percepción, es SU contaminación mental de lo que percibe a través de sus ojos. Por ejemplo: «Veo una pantalla, donde está una página web medio simple que le falta color con un artículo medio enredado, que habla de percepciones y conciencia y ni siquiera a estas alturas han hablado de la conciencia.» ¿Lo ve? ¿Entiende lo que es contaminar lo que vemos a través de percepciones subjetivas de las cosas?
Por eso, debemos aprender a desarrollar la habilidad de ver al mundo de manera objetiva, hasta donde podamos, en especial si somos líderes y tenemos la responsabilidad de guiar a otras personas. Si bien es cierto que las relaciones humanas que implican emociones, como las de pareja o familia, siempre tendrán percepciones subjetivas de la experiencia relacional; también es cierto que podemos aprender a trabajar y relacionarnos con el resto del mundo a través de percepciones un poco más objetivas, basadas en datos reales, en el aquí y el ahora. Aquí entra la importancia de la conciencia. Estar conscientes de cómo percibimos al mundo, de si estamos abstraídos de la realidad o no, de si estamos conectados con nuestras emociones y pensamientos, eso es estar conscientes de nuestra realidad actual, y debemos saber que esa realidad cambia todos los días. ¿Le ha pasado alguna vez que le dice a un amigo?: -«Tú si eres amargado». Y éste le contesta con fuerza: -«¿Amargado yo? Yo no soy amargado. ¡A mí no me digas amargado! Amargado eres tú, carajo!»- Esa persona que le responde así, NO está consciente de su posición en ese momento.
Necesitamos aprender a estar conscientes de nuestros aciertos y errores. De estar cien por ciento presentes en nuestra realidad actual, en nuestro aquí y ahora y por supuesto, hacer el esfuerzo de ser más objetivos ante la vida y lo que percibimos de ella. De esta manera disminuiremos en un porcentaje interesante los conflictos con los demás. No podemos colocar palabras, pensamientos o emociones en la boca de otra persona si ésta no nos ha dicho nada. No podemos andar por la vida diciéndole a los demás: «¡Claro, es que tú estás molesta por esa cara que tienes, yo sé cómo te sientes, yo sé lo que estás pensando!». Ud. no puede saber lo que piensa o siente otra persona hasta que le pregunte y esta le diga por boca propia lo que le sucede. Si Ud. insiste en hacer esto entonces se ha convertido en un violador mental o una violadora mental. Evitemos violar mentalmente a los demás y aprendamos a corroborar lo que percibimos de los otros preguntándoles lo que les sucede o sienten, así podemos vivir en la realidad del momento, ser más objetivos y estar conscientes de lo que sucede con nosotros y nuestras relaciones humanas.
Así como es importante entender estos conceptos, también lo es saber que la realidad cambia constantemente, día a día, y no podemos establecernos una visión estática de las cosas. Allí entra el concepto de la zona de confort o comodidad. Pero ese es un tema para dejarlo para otro artículo.
Retomando el concepto de percepción, realidad y conciencia, quiero citar las características que describe Jan Moller de lo que es la comunicación efectiva, en su taller: Gerencia del Sí mismo, dictado en el IESA en el año 2004.
Jan Moller describe lo que es una comunicación efectiva de la manera siguiente:
· Un arte que es posible aprender.
· Requiere comprender que las percepciones individuales del mundo son diferentes.
· Requiere saber escuchar.
· Requiere admitir que los otros tienen maneras de pensar, comportamientos y formas de hacer las cosas diferentes a las nuestras.
· Requiere considerar que las personas cambian día a día: de humor; de punto de vista; de carácter.
· Requiere evitar la creación de una imagen estática y rígida de las personas.
Esto, Moller lo llamó «Empatía». Si lees con atención podrás observar que el tema de la percepción de los demás, es fundamental para lograr una comunicación adecuada. Por esto es que entramos en conflicto, cuando no vivimos en el aquí y el ahora, contaminamos las percepciones y no estamos conscientes de lo que estamos haciendo con nuestra vida.
Debemos ser cuidadosos al relacionarnos con los demás, flexibilizar nuestras creencias y mejorar las actitudes. De esta manera lograremos hacer equipos de trabajo más efectivos, más productivos y por ende, más exitosos.
Espero te sea útil el manejo de estos tres conceptos, en especial, en el trabajo, con los clientes, socios, compañeros o amigos. Recuerda que es más complejo el mecanismo de relación que se da entre parejas, familia o cualquier relación en la que estén involucradas emociones importantes. De esto estaré hablando más adelante.
(*) Publicado por Dr. Juan C. Branger para CRISISONLINE el 1/29/2009 10:39:00 PM
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