Si los capitales no vienen, es por desconfianza

El gobierno actual después que le ha hecho pasar muchos sinsabores a los empresarios nacionales e internacionales, pareciera entender que son ellos  los que le pueden ayudar a sobrevivir y superar la crisis económica que ellos mismos han desatado. No obstante, ese propósito no se logrará pretendiendo conservar la prepotencia, ¨la sabiduría y el buen juicio¨ que los ha caracterizado, sin que medie modificación alguna al famoso modelo revolucionario.

Recientemente, las autoridades han asomado la posibilidad de la flexibilización del sistema cambiario Dicom, como mecanismo para contrarrestar el avance del dólar paralelo a través de una figura similar a la legalización del referido dólar. Mientras tanto, del sistema de divisas protegidas (Dipro) no se dice nada. Lo cual es contraproducente, ya que si se deja como está, se corre el riesgo que siga siendo la fuente de corrupción en el manejo de las importaciones, la sobrefacturación y otros guisos más.

Es harto conocido, que para que la política cambiaria surta el efecto positivo que se requiere, los responsables de su manejo deben entender y ajustar el presupuesto de divisas a la nueva realidad; y para eso se debe proceder a: i) Eliminar ministerios y viceministerios con la finalidad de reducir gastos burocráticos que hoy día son muy elevados y disponer así, de un sector público más ágil; ii) Eliminar las empresas ineficientes del sector público, y aquellas que pudiesen ser salvables, buscar  la forma de generar  alianzas con el sector privado para que inviertan en estas y mejoren sus niveles gerenciales. Eso permitiría al Estado en el futuro  recaudar recursos a través de dividendos y contribución tributaria. 3) No seguir obligando al BCV a emitir dinero sin respaldo que a la postre es el generador de la gran inflación que se vive en el país y; iv) Entender que el ajuste tiene que ser para todos, tanto para civiles como para militares y actuar en función de lo que le conviene al país. No es el momento de hacer concesiones oportunistas por temor a perder estabilidad política y económica, lo que importa es el país, su gente.

Otra de las ideas propuestas ha sido, llamar a los empresarios que traigan sus dólares para que financien sus actividades en forma de capital de trabajo, las importaciones que requieran y demás. En condiciones estrictamente  normales eso sería viable, pero en la actual situación no lo es tanto, ya que, desde el Presidente hacia abajo se le continúa amenazando, se les mete miedo conque los van a expropiar por vía directa o por intermedio de los sindicatos que se manejan a discreción. En otras palabras, quien impide que los empresarios usen sus dólares para realizar las importaciones de sus insumos o productos finales es el gobierno mediante sus políticas de control cambiario, de precios y otros.

Todo pareciera indicar que, la única manera de que las empresas traigan sus divisas, y las incorporen en este mercado, es que se les permita con los bolívares recomprar los dólares a ese precio para poder volver a importar los insumos necesarios y seguir su ciclo de producción. Pero si a la primera, no se les permite convertir el equivalente de esos bolívares en dólares, no cuenten con ellos porque no harán más intentos. Para eso se requiere negociar con ellos, tomarlos en cuenta y cumplirles con lo que se les promete como vía de generarles confianza.

Es decir, si esos capitales no vienen es por desconfianza.

Al gobierno se le ha sugerido  hasta el cansancio, que es necesario desmontar el control de cambio para garantizar el ingreso de divisas; pero para eso, el gobierno debe crear un plan de ajuste macroeconómico y garantizarle seguridad  jurídica a los capitales y acompañarlo con las libertades económicas,  no preferenciales ni monopólicas, lo que se les debe garantizar son las que prevalecen en la mayoría de los países que presentan resultados económicos distintos a los nuestros.

 

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