Para comprender el verdadero significado de «ser un líder con uno mismo», les propongo una experiencia en la simpleza de la cocina de nuestras casas.
En tres recipientes con agua hirviendo, colocamos en uno de ellos una zanahoria; en el segundo, un huevo; en el último agregamos dos o tres cucharadas de café y respetamos los tiempos de cocción de cada uno de los elementos, colocados en el agua hirviente.
Notaremos que la zanahoria antes de cocinarse era rígida, dura y muy difícil de quebrar; mientras que luego de ser hervida en el agua, se transformó en un cuerpo blando y muy fácil de aplastar con un tenedor.
El huevo, con su apariencia frágil y con un espíritu fluido, luego de pasar por agua hirviendo, parece no haber sufrido transformaciones; sin embargo, al romper su cáscara, comprobaremos que esa fluidez se endureció, al igual que su corazón o yema.
El café, en cambio, tiñó el agua hirviente y hasta le dio aroma y sabor.
La adversidad, actúa con nosotros como lo hizo el «agua hirviendo» con la zanahoria, el huevo y el café.
¿Qué somos nosotros ante las adversidades?… ¿Somos zanahoria, huevo o café?
¿Somos aparentemente duros y rígidos como una zanahoria, difíciles de quebrar, que ante una circunstancia adversa de la vida nos volvemos blandos y a punto de deshacernos en la depresión?.
¿Somos huevos, tal vez?… ¿tanto como que nuestro espíritu se endurece como nuestro corazón, a tal punto que cuando llega una oportunidad de amar, ni siquiera nos damos cuenta de que nuestros sentimientos se bloquearon?.
¿O somos café?… eligiendo convertir las adversidades en verdaderos “desafíos” de la vida, en verdaderas “oportunidades” para aprender y fortalecernos.
“Oportunidad” es una palabra compuesta del latín que significa “antes del puerto”. Es decir, luego de navegar, siempre hay una oportunidad. Y sin duda, si naufragáramos, nos habríamos ahogado en el mar de las decepciones y jamás hubiésemos llegado a “buen puerto” para emprender nuevamente un viaje más preparados, gracias al aprendizaje obtenido en ese constante navegar de la vida.
El «auto-liderazgo» es la condición humana del autodes-cubrimiento. Es descubrir y potenciar nuestras fortalezas; es aceptar y transformar nuestras debilidades, explorando las profundidades de nuestro Yo Interior, donde habita la esencia del universo y sus principios.
Nos han «puesto» la idea en nuestras mentes que ser un «líder» es el terreno de unos pocos, de algunos «elegidos»; sin embargo, ¿recordamos concientemente las muchas veces que hemos liderado situaciones en nuestras vidas con total naturalidad y desapego?. No se nace siendo líder: es algo que se aprende y para ello es necesario tomar la decisión de hacerlo con total «determinación».
Ciertamente se dice que: «el arte de ser líder» es el «arte de ser uno mismo». El arte, en consecuencia, está relacionado con la belleza; y así como la belleza no se puede definir con facilidad, aunque se la «distingue» cuando se la contempla; así es el liderazgo de uno mismo.
Cuando nos lideramos a nosotros mismos, estamos manejando las herramientas del conocimiento de si. Somos aquellos seres humanos que han decidido acompañarse a si mismos y de «hacerse cargo de nuestro propio ser». Esa belleza que emana como una luz interior se expande hacia fuera, mostrando su plenitud, su simpleza y su creatividad en el «encuentro diario» con la felicidad.
Cuando tenía 3 años, mis padres y mis hermanos se contentaban cada vez que, en reuniones de amigos, me preguntaban que quería ser yo cuando sea grande. Recuerdo que siempre contestaba «quiero ser feliz»…»porque el amor es amar hasta morir»… Luego, los pasos por la vida me hicieron entender un nuevo significado de «ser feliz».
En un momento, me parecía contradictorio cómo es eso de que uno desea «alcanzar la felicidad» y, a medida que avanzaba en la vida, sufría y veía que la felicidad cada vez resultaba más lejana. Eso fue hasta que me di cuenta que la felicidad no es «una meta», sino «el camino de todos los días, del aquí y el ahora mismo». Que no es mañana, ni pasado mañana; que es mentira eso de que «no existe la felicidad, sino los momentos felices»…. Y cuando me di cuenta de ello, estaba respondiendo a mi «pregunta difícil» (¿cuando llegaré a ser feliz?) al saber que la felicidad es «el camino del HOY». Desde ese momento sentí que planté en mi una semilla.
Transformarse en un líder, es convertir la semilla en la flor del «uno mismo», del ser auténtico, del ser con valores, del vencer los fantasmas de los miedos, del ser agradecido al universo y a su inagotable energía, fuente de nuestro equilibrio y armonía.
Les propongo auto-responderse con verdadera con-ciencia a estos interrogantes, todos los días de vuestra vida, a cada instante:
– ¿Me siento víctima de las circunstancias?
– ¿Me quejo todo el tiempo?
– ¿Critico a los demás?
– ¿Juzgo o condeno a las personas y a las situaciones?
– ¿Las adversidades dirigen mi vida?
– ¿Soy leal a mis principios y a los demás?
– ¿Cuáles son los valores con los que transito mi vida?
– ¿Reconozco mis emociones?
– ¿Estoy gerenciando esas emociones que reconozco en mi?
– ¿Me auto-motivo?
– ¿Cuántos pensamientos positivos pongo en mi mente día a día?
– ¿Mis miedos se apoderan casi siempre de mi?
– ¿Yo soy el que soy, o soy lo que hago en este momento?
– ¿Lo que hago, le da sentido a mi «Ser»?, o ¿Lo que soy, le da sentido a lo que hago?
(*) Extraído del Libro “16 HORAS PARA TEMPLAR EL SER”. Autor: Daniel Fernando Peiró – Consultor / Motivador / Autor
Dirección-E: www.grupodaión.com
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