Conocer al “otro” a través de “ti”, conocerte a “ti” a través del “otro”

De lo fisiológico a lo psicológico

Pilar Román Porras, Terapeuta Gestalt – Conócete a ti mismo y conocerás el mundo, dijo Sócrates. Es la primera frase que aparece en mi cabeza cuando pienso en cómo la Teoría de la Terapia Gestalt con su visión holística, ordena el proceso de autorregulación del campo relacional anteponiendo lo fisiológico a lo psicológico, no en términos de importancia, sino en términos de proceso.

Todo está en el cuerpo. Es lo único que tenemos real y tangible. Cuna de sensaciones, emociones y sentimientos que viven solo en el presente inmediato.

¿Si conozco mi cuerpo, a mí, dándome cuenta de mis sensaciones, conoceré el mundo?, ¿cómo es posible?

La terapia gestalt (1) considera al organismo y su entorno como un campo relacional inseparable lo que implica que en una relación “yo”/el “otro”, no vamos a poder contemplar alguno de los polos de este campo relacional sin tener en cuenta al “otro”, y al “tu”, sin la influencia que ejerce el “yo” y viceversa. La relación del dúo relacional es de doble dirección y de mutua influencia.

Para la Terapia Gestalt que comparte un paradigma existencial del tipo “existo porque existes tú” no va a interpretar al organismo humano de forma aislada e individual, sino siempre en relación al entorno presente, ya que “no podemos hablar de un animal que respira sin tener en cuenta el aire y el oxígeno como parte de su definición” .

Veamos un ejemplo de interacción mutua:

Maria y Rodrigo

María es madre de un bebé de 2 meses, Rodrigo (en adelante Rodri). Me comenta que a pesar de que se siente involucrada y comprometida en la crianza de Rodri, lo que implica para ella que “adivina” las necesidades de Rodri a través de sus propias necesidades, a veces no comprende sus incomodidades.

María me explica que cuando siente frescor al atardecer, da por hecho que el niño necesita una rebequita y que será mejor ponérsela. Cuando Rodri tiene hambre ella puede acceder a esta información por varios signos, entre ellos, Rodri llora y además sus pechos están cargados de leche. Ha notado la subida de la leche en la tensión de sus pechos y sabe que necesita ser drenada, lo que le hace concluir que el llanto de su bebé puede corresponderse con este fenómeno. Satisfecha la necesidad mutua del amamantamiento todo vuelve al estado de reposo.

Este es un ejemplo sencillo por la propia naturaleza que lo contextualiza, sin embargo otras necesidades se convierten en “adivinanzas” algo más complejas (sobre todo cuando somos adultos, cuando podemos, (tengo que señalarlo), tener una “relación de iguales”)

Los Juegos de Rodri y María

María se queja de que no sabe adivinar cuándo Rodri está cansado o tiene sueño, ya que lo manifiesta con llantos de estilo quejoso que se corresponden también con otras necesidades de cariño, ganas de jugar, necesidad de ser cogido en brazos etc…, es decir se queja de que no acierta con lo que el niño quiere o necesita.

Cuando María comenzó a través de la terapia a aumentar su conciencia inmediata en el campo pudo darse cuenta cómo ella se sentía, qué signos encontraba en su cuerpo, qué sensaciones, malestares, tensiones, y cómo esto tenía que ver con su entorno inmediato y presente: su bebé Rodri

Ahora Rodri tiene 6 meses. Una tarde de verano, jugando con Rodri al cu cu-tras, algo empezó a cambiar en la relación de disfrute mutuo. Rodri comenzaba a inquietarse, moviéndose en su silla habitual, se quitaba las zapatillas, gemía como si una incomodidad le molestaba. Su madre que se movilizó para comprender lo que pasaba intentaba imaginar que es lo que incomodaba a su bebé. Le miró el pañal, le ofreció agua, e incluso le ofreció una galleta en un intento de que le dejara en paz. ¿Qué sientes tú, María?, le pregunté. Ella respondió: ¡Uff! hasta que no me has hecho esta pregunta, no me he dado cuenta del dolor de espalda que siento en el lado derecho superior.

Siempre he pensado que son molestias normales después de un embarazo. Bien, eso es lo que notas; pero ¿cómo dirías que te estás sintiendo? María responde con todo su cuerpo, antes de que sus palabras tomen forma en su boca (frunce el ceño, agacha la cabeza y suspira): cansada, estoy cansada ahora del bebé.

¿Sentirá lo mismo Rodri?

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