Cuan peligroso es tanto para la empresa como para el trabajador, tener a un gerente llorón como responsable de la misma. Este tipo de individuo normalmente tiene los mismos rasgos de comportamiento, los cuales pasamos a detallar:
No asume responsabilidades.-
Todos los fracasos son responsabilidad directa de la gente ineficiente, que trabaja con él y para él.
Los éxitos son el resultado de su arduo trabajo personal y visión amplia del negocio.
Su posición es egoísta.-
Siempre está en busca de ventajas personales, las cuales hace primar.
Sin necesidad de hurgar muy en el fondo, es fácil darse cuenta que la única persona que realmente le importa es él mismo, obviamente todas las ventajas deben ser sólo para él.
Sólo mira desde arriba.-
Difícilmente se involucra con el trabajo de campo por no conocerlo a fondo, pero sí es su principal crítico, creando incomodidad constante en sus subalternos.
Gran parte de su gestión la realiza criticando.-
Todo el personal a su cargo es mayormente ineficiente para él, lo que se encarga de difundir por donde va, dentro y fuera de la empresa.
Como preparando el terreno para un futuro de pobres resultados.
Normalmente no conoce la esencia del trabajo.-
Lo que podría verse, en el poco apoyo que pueda brindar a cada una de las áreas productivas de la empresa, y no sólo en cuanto a la dirección, sino también, en cuanto a lo técnico y logístico.
Difícilmente enfrenta los hechos en forma directa, siempre trata de perjudicar a su ocasional contrincante, involucrando a terceros que pueden tener ascendencia sobre él.
Se esconde tras el poder, para conseguir lo que él quiere y, si las cosas no le salen de acuerdo a su gusto, siempre amenaza con retirarse de la empresa, posición que asume continuamente pero sólo con su personal, como buscando acrecentar la inestabilidad y división.
Comportamiento no claro para un ejecutivo de su nivel.
Mayormente su comportamiento en general, incluyendo su expresión oral y corporal es delicado, a tal punto, que llega a preocupar a más de uno; pero en los momentos de fuerte tensión, puede aparecer en la comunicación con sus subordinados, lógicamente que en forma individual, ya que no es capaz de hacerlo ante el grupo, realizando exabruptos dictatoriales llenos de amenazas e improperios, comportamiento propio de un niño en cuerpo de hombre.
El popular: “Si Señor”
Ante su jefatura, es la persona más suave y sumisa que se pueda encontrar, desplegando constantemente veneno e información trasgiversada de sus subalternos, para demostrar los grandes sacrificios que realiza él, como jefe inmediato de este grupo de personas tan ineficientes bajo su cargo.
En casos como estos, la responsabilidad primaria es de la jefatura que contrató los servicios de individuos como éste, sobre todo sin verificar antecedentes laborales como historial de logros y resultados, teniendo en cuenta a la posición a la que sería asignado, por el simple afán de tener un servil a todo uso, o mejor dicho, un tipo sin escrúpulos; pero esa medida, definitivamente, va en contra de la administración moderna y es, obviamente, un peligro para los objetivos actuales de cómo debe funcionar una actividad empresarial.
La responsabilidad secundaria es, sin lugar a dudas, del personal subalterno que, una vez identificado este comportamiento, permitió su continuidad en el desarrollo de su trabajo, en contra de los intereses generales, sin reportar en forma inmediata tal situación.
No debemos dejar de lado, que esta posición es también común encontrarla en el trabajador, pero su daño es limitado, por no poder contar con poder.
(*)M.B.A. / Asesor Empresarial
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