FAO: Desarrollo agrícola es clave para el crecimiento económico

En el Informe del estado mundial indica que es necesario superar una compleja combinación de baja productividad en la agricultura de subsistencia, limitaciones para la industrialización en muchos lugares, y rápido crecimiento demográfico y urbanización.

Las áreas rurales encierran un gran potencial de crecimiento económico vinculado a la producción alimentaria y a los sectores relacionados, según el Informe del estado mundial de la agricultura y la alimentación 2017 presentado este lunes por la Organización de las Naciones Unidas para Agricultura y la Alimentación (FAO), en Roma, Italia.

Explica que las zonas rurales, “son claves para el crecimiento económico de los países en desarrollo. Se necesita una profunda transformación para aprovechar su potencial y ayudar a alimentar y dar trabajo a un planeta más joven y más poblado”.

El informe explica que millones de jóvenes de los países en desarrollo están preparados para incorporarse al mercado laboral en las próximas décadas, por lo que “no deberían tener que marcharse de las zonas rurales para escapar de la pobreza”.

Para ello, será necesario superar una compleja combinación de baja productividad en la agricultura de subsistencia, limitaciones para la industrialización en muchos lugares, y rápido crecimiento demográfico y urbanización: todos estos obstáculos suponen un desafío para la capacidad de los países en desarrollo para alimentar y dar trabajo a sus ciudadanos, dice el documento.

Sin embargo, los avances han sido desiguales, y el crecimiento demográfico está incrementando los desafíos, describió la FAO en una nota de prensa.

Entre 2015 y 2030, se prevé que el número de personas con edades comprendidas entre los 15 y los 24 años aumente en unos 100 millones, hasta alcanzar los 1.300 millones. Casi todo este incremento tendrá lugar en África subsahariana, principalmente en zonas rurales.

Sin embargo, en muchos países en desarrollo -sobre todo en Asia meridional y África subsahariana-, el crecimiento de los sectores industriales y de servicios se ha quedado rezagado, y éstos serán incapaces de absorber a los nuevos y numerosos demandantes de empleo que van a incorporarse al mercado laboral.

Advierte la FAO que los habitantes de las zonas rurales que se trasladen a las ciudades correrán probablemente un mayor riesgo de sumarse a la población urbana pobre, en lugar de hallar un camino para salir de la pobreza. Otros tendrán que buscar empleo en otros lugares, generando migración estacional o permanente.

Por este motivo, el apoyo normativo y la inversión en zonas rurales para construir sistemas alimentarios pujantes y ayudar a las agroindustrias que están bien conectadas con las zonas urbanas -especialmente con las pequeñas y medianas ciudades-, creará empleo y permitirá que un mayor número de personas se quede y prospere en el medio rural, por lo constituye una intervención estratégica, según el informe presentado hoy.

“Las economías rurales transformadas no serán necesariamente una panacea que solucione todas las causas que llevan a la gente a marcharse, pero generarán empleos muy necesarios y contribuirán a que la migración sea más bien una alternativa y no una necesidad”, dice la FAO.

La transformación rural se ha venido produciendo desde la década de 1990; desde entonces, 750 millones de habitantes rurales más tienen actualmente ingresos superiores a la línea de pobreza moderada de 3,10 dólares por persona y día.

En 1960, el 22% de la población de los países en desarrollo (460 millones de personas) vivía en ciudades y pueblos. En 2015, este porcentaje alcanzó el 49% (3.000 millones de personas).

En los países en desarrollo, la mayoría de las zonas urbanas son relativamente pequeñas: alrededor del 50% de la población urbana total -unos 1.450 millones de personas-, vive en ciudades y pueblos de 500.000 habitantes o menos.

Demanda de alimentos

La FAO sostiene que las transformaciones necesarias en las economías rurales pueden promoverse aprovechando la creciente demanda de alimentos en las zonas urbanas para diversificar los sistemas alimentarios y generar nuevas oportunidades económicas en actividades no agrícolas relacionadas con la agricultura.

Aquí se incluyen a las empresas que procesan o refinan, empaquetan o transportan, almacenan, comercializan o venden alimentos, así como aquellas que suministran insumos productivos como semillas, herramientas y equipos, y fertilizantes, o proporcionan servicios de irrigación, labranza u otro tipo.

Actualmente, la demanda creciente de los mercados urbanos acapara hasta el 70% de los suministros nacionales de alimentos, incluso en países con una gran población rural, señala el informe.

Desafío a la agroindustria

Pero mientras que la urbanización supone una “oportunidad de oro” para la agricultura, también plantea desafíos para millones de pequeños agricultores familiares.

Los mercados más rentables pueden provocar la concentración de la producción alimentaria en grandes explotaciones agrícolas comerciales, el control de las cadenas de valor por parte de los grandes procesadores y minoristas, y la exclusión de los pequeños campesinos.

Por lo tanto, la FAO sugiere que las políticas e inversiones públicas de apoyo serán fundamentales para “aprovechar la demanda urbana como impulsora de un crecimiento transformador y equitativo, y las medidas diseñadas para garantizar la participación de los pequeños agricultores familiares en el mercado deben estar integradas en las políticas”.

Líneas de acción

El estudio indica que la primera línea de acción consiste “en poner en marcha un conjunto de políticas destinadas a garantizar que los pequeños productores puedan participar plenamente para satisfacer la demanda alimentaria urbana”. Entre las opciones, para ello, figuran las medidas para fortalecer los derechos de tenencia de la tierra, garantizar la equidad en los contratos de suministro, o mejorar el acceso al crédito.

La segunda supone crear la infraestructura necesaria para conectar las zonas rurales y los mercados urbanos. En muchos países en desarrollo la ausencia de caminos rurales, redes eléctricas, instalaciones de almacenamiento, y sistemas de transporte refrigerado suponen un grave obstáculo para los agricultores que desean aprovecharse de la demanda urbana de frutas frescas, hortalizas, carne y productos lácteos.

La tercera consiste en incluir no sólo a las megaciudades en las economías rurales-urbanas bien conectadas, sino también a zonas urbanas más pequeñas y dispersas.

De hecho, el informe hace hincapié en que los centros urbanos de menor tamaño representan un mercado de alimentos muy desatendido. La mitad de la población urbana de los países en desarrollo vive en ciudades y pueblos de menos de 500 000 habitantes.

Estiman que en 2030 la mayoría de la población urbana mundial se concentrará en ciudades con una población que no superará el millón de habitantes; el 80% de estas personas vivirán en zonas urbanas con menos de 500 mil habitantes.

Apunta el informe que en 2030, la población urbana de las regiones menos desarrolladas del mundo ascenderá a 4.000 millones de personas. El 80% de estos habitantes urbanos vivirá en África, Asia y América Latina.

Fuente: El Universal

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