La relevancia de la sociedad del conocimiento

“El impacto de las nuevas tecnologías en el área de la información y la comunicación nos lleva a reflexionar sobre los métodos y procesos educativos…el potencial que ofrece Internet para la educación es enorme si tomamos en cuenta que para el sistema educativo lo más importante es la información y el conocimiento”.
Berta Sola Valdés

FUNDAMENTOS, ALCANCES, REPERCUSIONES
El programa de Postgrado de la especialidad de Gerencia de la Calidad y Productividad del Área de Postgrado de FACES, de la Universidad de Carabobo, está plenamente identificado con los grandes retos, amenazas, oportunidades que, en el presente, la Sociedad del Conocimiento demanda; a fin, de que sus especialistas estén plenamente identificados con las ventajas, repercusiones, alcances, que ello representa actualmente, especialmente, en escenarios altamente competitivos y aún de incertidumbres, riesgosos, como el caso venezolano que nos concierne.

Compartimos la inquietud que manifiesta el investigador educativo Oscar Picardo de que en la actualidad, tenemos la imperiosa necesidad de tomar conciencia de las coordenadas de la sociedad del conocimiento, y además, la tarea de crear, administrar, seleccionar, procesar y difundir información, como una herramienta fundamental para el desarrollo educativo. “Una vez más los hombres, desafiados por la dramaticidad de la hora actual, se proponen así mismos como problema. Descubren qué poco saben de sí, de su puesto en el cosmos, y se preocupan por saber más. Por lo demás, en el reconocimiento de su propio saber de sí radica una de las razones de esa búsqueda. Instalándose en el trágico descubrimiento de su poco saber de sí, hacen de sí mismos un problema. Indagan. Responden y sus respuestas los conducen a nuevas preguntas. El problema de su humanización, a pesar de haber sido siempre, desde un punto de vista axiológico, su problema central, asume hoy el carácter de preocupación ineludible” (Freire, 1969); estas palabras de Freire, con las que inicia su “Pedagogía del Oprimido” tienen, en la actualidad, una peculiar vigencia; no sólo por el poder la información de cara al destino del cosmos, sino por el desbordamiento de la información, que ha agudizado la crisis de identidad, y por ende, el surgimiento de las nuevas “prescripciones” y “adherencias” que configuran los escenarios globales.

Nos agrega Picardo un aspecto interesante como es, que la salvedad que vale la pena señalar, es que las nuevas tecnologías aplicadas a la educación, especialmente Internet ofrecen “realismo” y no “realidad”; esto significa que queda pendiente un imperativo ético como responsabilidad de la persona, para ensamblar el andamiaje de la información y el conocimiento con las circunstancias históricas; de hecho, lo mismo ocurre con los aprendizajes tradicionales: se corre el riesgo de que se queden en teoría, en las aulas, en las bibliotecas y en los laboratorios. Tópico que, desafortunadamente, muchas universidades no lo han considerado y evaluado lo que ello representa.

La efectividad pedagógica de las nuevas tecnologías, demanda la desmitificación de al menos, tres aspectos: a) que la computadora va a ahorrar trabajo; b) que la computadora va a sustituir al profesor; y c) que el Internet y la cultura digital van hacer desaparecer a los libros; todo estos es falso, a´) elaborar materiales didácticos en multimedia da mucho trabajo; b´) la afabilidad humana es insustituible; y c´) los libros estarán ahí, necesitan ser subrayados, diagramados y palpados. En este contexto y desde esta perspectiva, Internet es efectivo, pedagógicamente, para: hacer que aparezcan nuevas formas de trabajo grupal y asincrónicas, posibilita nuevos vehículos de información más veloces y simultáneos, que superan los obstáculos de tiempo y espacio y permite utilizar más y mejores recursos: bases de datos, museos, software, bibliotecas digitales, redes especializadas, multimedia, fotos digitales, revistas electrónicas, buscadores, tutoriales, FTP, Clip-art, Shareware, etc.

Estamos plenamente identificados de que la características de los actuales escenarios, demandan un cambio radical en los tradicionales sistemas educativos, obligando a que las universidades se identifiquen plenamente con las exigencias que la Sociedad del Conocimiento demanda, a fin de garantizar profesionales cónsonos a lo que hoy se necesita para ser competitivo. Es necesario, adentrarse en el alcance, repercusiones que la informática proporciona; se requiere tener aulas virtuales, salas de conferencias virtuales, estar plenamente integrados a red de investigaciones a nivel nacional y mundial.

Compartimos plenamente con Picardo, que en el presente, los escenarios demandan una nueva arquitectura educativa que apunte y apueste al aprendizaje de por vida (lifelong learning), lo que implica entablar una nueva hipótesis educativa: enseñar a aprender, y sobre todo, utilizar adecuadamente la información en el proceso de enseñanza aprendizaje. Se plantea entonces una nueva hipótesis, un nuevo enfoque para comprender el quehacer educativo, llamado “Pedagogía informacional”, ante el cual, los docentes y estudiantes deben asumir un nuevo rol de “mediaciones” entre la experiencia humana y la información existente, y sobre todo, caer en la cuenta que la información debe ser punto de partida y de llegada en el proceso de enseñanza aprendizaje.

Por su puesto, como muy bien se comenta desde esta perspectiva, un macro-supuesto de la “pedagogía informacional”, radica en que los verdaderos rendimientos educativos para responder a las exigencias de aprender para toda la vida, implican el uso de la información en todas sus dimensiones: acceso, análisis, interpretación, evaluación, producción, etc.; pero este nuevo paradigma no es en sí mismo una respuesta teorética, sino que cuenta con implicaciones prácticas de carácter laboral; por ejemplo, cada vez más, la generación, proceso y transmisión de la información configura los sistemas productivos, financieros y políticos; y en el campo laboral, más allá de la Leyes de retorno decreciente de los tangibles, los “trabajadores del conocimiento” acceden a más y mejores empleos, ya que la sociedad industrial, con sus aparatosas maquinarias y líneas de obreros inmensas, dan paso a la cultura del microchip, de la información, de la telemática y de la robótica, en donde predomina la información y el conocimiento como el capital por excelencia.

Es un compromiso muy serio y de gran responsabilidad académica y profesional, que las universidades se integren con más ahínco en lo que la informática nos lega, lo que es capaz de producir, de generar nuevos paradigmas que beneficien a los países que realmente se han identificado con su alcance, ventajas. Se requiere de otra preparación más dinámica, cónsona a los tiempos actuales, en donde la informática ayuda a que el docente amplíe más su visión de lo que constantemente cambia en este planeta, de lo que se requiere y de cómo manejar la información necesaria para sacarle provecho a la oportunidad de enseñar de acuerdo a los tiempos modernos.

Nos identificamos en lo expresado, de que el docente, ante la pedagogía informacional se debe transformar en un “pedagogo investigador”, quien debe propiciar aprendizajes significativos en una verdadera mediación entre: 1) la experiencia de los estudiantes; 2) la información existente; y 3) la producción colectiva de nueva información. En efecto, “los nuevos entornos de enseñanza-aprendizaje exigen nuevos roles en los docentes y estudiantes. La perspectiva tradicional en educación superior, por ejemplo, del docente como única fuente de información y sabiduría y de los estudiantes como receptores pasivos debe dar paso a papeles bastante diferentes. La información y el conocimiento que se puede conseguir en las redes informáticas en la actualidad es ingente.

Confiamos que nuestras acciones dentro de los requerimientos de la demanda de la Sociedad del Conocimiento nos están conllevando a resultados valiosos, que se manifiestan en nuestras investigaciones, en donde muchas de ellas han solucionado problemas sociales importantes para la comunidad.