En general, se cree que después de los 40 años los trabajadores están más expuestos a ser despedidos y muchos han llegado a pensar que serán un estorbo o simplemente dejarán de ser un aporte.
Una encuesta realizada por la consultora Transearch (en Chile) a 200 altos ejecutivos entre 40 y 50 años, arrojó que el 29% está inquieto por su futuro y más del 50% reconoce que ya se siente viejo para el mundo laboral. Esta situación la conoce bien cualquier empleado profesional que de un día para otro fue despedido de su trabajo sin mayores explicaciones, a pesar de haber trabajado satisfactoriamente por más de 15 años.
Ejemplo: Recién había cumplido 44 años, felizmente casado, dos hijos sanos, una buena casa y un buen auto, pero todo cambió desde que escuchó los primeros rumores de despidos masivos que se realizarían en su empresa. Se asustó un poco, sin embargo estaba confiado que su antigüedad y su eficiente desempeño, lo harían mantenerse firme en su puesto.
Un día su jefe le pidió que fuera a su oficina. Este fue tranquilo, entró, tomó asiento y escuchó “estamos conscientes de tu buen desempeño durante todos estos años, pero no podemos pagar tu sueldo y tampoco tus prestaciones, lo siento, pero debes irte”.
La situación significó un balde de agua fría, tenía gastos elevados asociados a su nivel de vida, debía pagar las colegiaturas de sus hijos, cancelar su casa y terminar con las últimas cuotas de su nuevo auto. Sin embargo, lo que hacía más complicada la situación era su edad, la que estaba seguro que dificultaría el tema de encontrar trabajo.
Las primeras semanas fueron terribles, de un hombre feliz, había pasado a ser un tipo resentido y poco amigable. Se estaba llevando muy mal con sus hijos y esposa, provocando casi un colapso familiar, por lo que un día se miró fijamente en el espejo y se prometió salir adelante.
Fue así como se presentó a un par de entrevistas, pero al poco andar se dio cuenta que había mucha competencia. Nuevos ingenieros con menos años y con pretensiones de renta muy por debajo de lo que esperaba, le daban muy escasas probabilidades de encontrar un empleo adecuado.
Esta situación lo llevó a recordar una antigua idea que tuvo siempre, pero que desechó por dedicarse a la ingeniería. El proyecto se centraba en crear una productora de eventos, basada en ideas llamativas y accesibles para todo tipo de público. Tenía algo de dinero ahorrado y un hermano publicista, sabía del tema así que no lo pensó más y comenzó a trabajar junto a él. Los resultados no tardaron en llegar y hoy después de más de cinco años de este cambio, Este hombre, no se arrepiente de haber tenido que renacer profesionalmente.
Esta historia nos demuestra que un profesional que se encuentra en la mitad de su carrera y no genera opinión en su área, tiene pocas posibilidades de mantenerse en el mercado laboral, por lo que es necesario renovarse y si es posible crear cosas nuevas.
http://www.emprendedores.cl/desarrollo/mantenedores/art_indice.asp?art_id=84