Sobre el Anhelo

Todo ser humano mientras permanece con vida en esta dimensión, está enlazado con el anhelo, con ese algo propio que le garantice felicidad, paz, logro.

Desde luego, habrán diferentes tipos de anhelos. Producto de sus metas, aspiraciones, así habrán anhelos, de éxito en pro de su trabajo, de amor, armonía, aceptación, felicidad en lo concerniente a las amistades, familia, anhelos que sean coherentes con sus valores esenciales, auténticos trascendentales, verdaderos alimentos del alma, motivadores.

Considere, que no se puede cultivar un deseo que coarte su libertad, que lo conlleve a traicionar una parte de su sentido de integridad, que lo desvíe de su objetivo en el logro de su desarrollo personal, de su verdadero crecimiento en estos escenarios, por el contrario, que alimente su espíritu es lo trascendental.

Mary Manín al respecto comenta, que consideremos, que lo que uno anhela debe ser más grande de lo que uno es, para que la fuente más elevada de poder haga por uno, lo que uno no puede hacer por sí mismo. Cuando el anhelo es más grande que nosotros mismos, tenemos que entablar ciertas luchas en medio del proceso. Aquellos que reconocen y aceptan la lucha, logran que su trabajo parezca poco esforzado, aunque estén fatigándose igual que todos los demás y obtienen mayores resultados.

No se debe descuidar el ser fiel a uno mismo, mantenerse atento, despierto, alerta de los efectos de los estímulos externos y de los mensajes del Yo Superior. Hay que vigilar los pensamientos, hasta la posibilidad más elevada que podemos entrever, en un momento determinado. Una vez que se seleccione una meta, que corresponda a nuestros auténticos valores, el espíritu nos guiará hacia experiencias más hermosas, más trascendentes, que serán posible sólo desde el punto aventajado de la visión más alta.

Tome en cuenta, que cada elección que hagamos que requiera de nuestro conocimiento y expansión, nos acerca al verdadero ser. El yo que ha soñado el sueño, no es el yo que existiera cuando ese sueño se haya manifestado.

Manín nos agrega, que la transición entre esos dos estados o expresiones, requiere que el yo menor se entregue a un yo más grande. Así, dejamos en el camino una existencia limitada y nos desplazamos hacia una existencia más amplia. Liberamos esa parte de nosotros que ha estado tapada y escondida en un rincón. Mientras le damos forma real a esos anhelos, vamos creciendo y expandiéndonos, expresando de un modo más preciso nuestro verdadero ser.

Se ha preguntado ¿Qué es lo que más anhela, su por qué? ¿Qué esta haciendo para lograrlo?, ¿Qué se lo impide?, entre otras.. Descubra lo extraordinario que ya existe en nosotros, no lo descuide y no se deje llevar por estímulos superficiales, por el negativismo y todo aquello que atenta contra su armonía, alcance de su meta, logro de felicidad, su auténtico anhelo.

Tome muy en cuenta lo que nos lega Nathaniel Branden (1996), de que damos forma a nuestra propia identidad, a través de la responsabilidad que asumimos. Pregúntese nos dice Branden ¿Qué hay de nuevo y bueno en su vida? ¿Qué es necesario hacer?. La primera pregunta, ayuda a centrarse en las cosas positivas. La segunda ayuda a recordar que nuestra vida y nuestro bienestar son responsabilidad nuestra, y nos predispone a ser activos al respecto. Sea optimista, logre la realización de sus anhelos, propóngaselo…

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