“Conocéis la verdad y la verdad os hará libres,
porque si os dejáis llevar por la mentira,
solo podéis aspirar a ser esclavos”.
Juan 8, 31-59
Aunque los conceptos de realidad y verdad se encuentran estrechamente relacionados, son completamente diferentes, puesto que: la realidad es el objeto tal y como es, independiente de sus propias manifestaciones y las diferentes maneras que puede ser percibido por el sujeto; en cambio, la verdad es el grado de conocimiento que tiene el sujeto sobre el objeto; es decir, es la relación que se da entre sujeto y objeto; de aquí que la verdad sea un concepto de difícil definición.
El término procede del latín veritas y está asociado con la conformidad de lo que se dice con lo que se piensa o siente. Por ejemplo: si una persona tiene pensado vender su casa y, ante una pregunta, responde: “Yo nunca vendería mi casa”, no está diciendo la verdad (y, por lo tanto, está mintiendo, que es lo opuesto a la verdad).
De acuerdo a WIKIPEDIA, el significado de la palabra verdad abarca desde la honestidad, la buena fe y la sinceridad humana en general, hasta el acuerdo del conocimiento con las cosas que se asumen como realidades (aunque no lo sean): los hechos o la cosa en particular; así como la relación de los hechos o las cosas en su totalidad en la constitución del Todo, el Universo.
Mientras que la realidad es aquello que acontece de manera innegable o cierta, en oposición a lo que pertenece al terreno de la fantasía, la imaginación o la ilusión. Lo real, por lo tanto, es lo que existe efectivamente. En consecuencia, la realidad es la existencia irrefutable y efectiva de algo (una circunstancia, una cosa, etc.), comprendiendo todo lo existente en oposición a lo imaginario (ilusolandia).
Esta existencia de lo exterior al sujeto es captada por él a través de los sentidos y del intelecto, de todo lo cual ya desconfiaba el filósofo griego Platón, quien distinguía una realidad sensible e imperfecta captada por los sentidos, y el mundo de las ideas absorbidas por la razón, inmutables, eternas y verdaderas que eran el mundo real.
En los entornos sociales en donde no existe manipulación de la verdad y de la realidad deben prevalecer los frutos más deseados de la democracia como son: la prosperidad, la paz y la libertad. Bajo estas premisas es indispensable distinguir lo verdadero de lo falso, lo real de lo propagandístico y lo auténtico de lo ficticio.
No debe haber falsedad del lenguaje y la utilización de la mentira, tampoco la perversión de los valores, en estos axiomas debe fundamentarse el liderazgo sano y eliminar el cacareo de la paz, por cuanto detrás se plantan las semillas de la violencia y de la sangre
Porque existe la verdad y porque el ser humano está hecho para encontrarla en libertad responsable es posible igualmente asentar la vida personal y colectiva en un conjunto de certezas sobre el ser y el sentido de la vida y actuar del hombre.
Cuando se manipulan la verdad y la realidad no existe la justicia de la paz, por cuanto de esa falsedad se esconde un futuro de pobreza, de escasez y de miseria.
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