Es tan polémico hablar de liderazgo, que hasta los más conocedores de esta conducta, han tratado de referirse a sus bondades, como justa aceptación del mando, cuando hoy en día, más que nunca, debemos aclarar estos conceptos, para no seguir permitiendo tan profunda confusión con la más distintiva facultad organizacional: La Autoridad. Si hay algo que he deseado inculcar durante estos últimos años en mis cursos de Postgrado, es la diferencia entre Liderazgo y Autoridad, para que podamos hacer realidad algún día, la formación de verdaderos líderes….líderes y no jefes…Líderes que se integren con equipos de trabajos eficientes y otorguen poder suficiente para que junto a su gente, puedan alcanzar las metas.
Formar líderes debería ser una de las más apreciadas actividades, especialmente en los países en vías de desarrollo, ya que pienso que es determinante para encontrar el gran secreto de la productividad y por ello, en mis artículos, para los distinguidos lectores de la prestigiosa revista Entorno Empresarial, hemos ido desvelando los secretos de la formación de un liderazgo que sea capaz de integrar a la gente y no de servir de ruptura de los vínculos que refuerzan el esfuerzo productivo. Buscamos liderazgos sopesados, integradores, articuladores de la eficiencia colectiva. Liderazgos capaces de construir y no de destruir. Liderazgos, conocedores de la realidad organizacional, o sea, tanto del sector privado como del público. Liderazgos, con los cuales reconstruir organizaciones sometidas a los vagos conceptos de autoridad, con los cuales la semilla del totalitarismo surge y se deviene en formas de actuar, sembrando ineficiencia y miles de consecuencias sobre el pujante desarrollo que todos debemos apuntalar…..pero lamentablemente, es un problema de idiosincrasia y esto solamente lo podemos corregir con EDUCACIÓN……
A pesar de estas premisas, deseo esbozar una serie de elementos diferenciadores sobre los tipos de liderazgo, con los cuales nos vamos a permitir sugerir, el por qué la importancia del Liderazgo Integral.
Son muchas las clasificaciones que se han hecho sobre los estilos de liderazgo, pero como en este articulo vamos a concentrarnos en aspectos que permitan esa sutil necesidad de los individuos de ser conducidos y captar, a través de los procesos de percepción, las ideas de los mensajes, que son las formas de alcanzar las metas que los líderes van expresando, entonces diremos que hay tantos estilos de liderazgo como preocupación e interés existan, tanto por las personas, como por los resultados de alcanzar los objetivos.
Es así, que la indiferencia hacia las personas y los resultados en la organización, es un estilo empobrecido, denominado comúnmente: “Laissez Faire” Aquí, las personas que han obtenido cierto reconocimiento profesional y personal, que han escalado posiciones directivas, aparentemente se abruman con el nivel de competencia y no son capaces de responder ante las necesidades de los individuos, o bien, ante los requerimientos del cargo. Se obnubilan y permiten dejar hacer y dejar pasar. No toman decisiones, “escurren el bulto”, y estas actitudes no son propicias para el logro de los objetivos.
En cualquier organización moderna, el significado de este desfase en las personas que llegan a su nivel de competencia, se manifiesta en la ruptura de las comunicaciones sensoriales. El gerente o los jefes, se aíslan, abrumando de instrucciones a los subordinados, una vez que alcanza la cima de los niveles directivos de la organización. Además de esto, es normal el incremento de niveles de responsabilidades, a medida que se remontan los cargos ejecutivos; pero pareciera que, debido a esa secuencia que bloquea los niveles perceptivos, existen algunos directivos que trastocan los canales y no sólo desatienden las necesidades de las personas, sino que tampoco atienden las necesidades de la organización.
También existe el gerente cuyo estilo es: la Comodidad. Este estilo se da porque su interés por las personas es máximo, pero su interés por alcanzar los resultados es mínimo. Es el individuo que se quiere llevar bien con las personas y deja de adoptar decisiones que se necesitan, para moldear las situaciones en beneficio de la organización. Corresponde a un comportamiento mediatizado por un falso interés por ayudar a las personas, pero no ayudar a las organizaciones; finalmente será uno de los gestores del colapso social, económico o de la incompetencia de la organización para la cual labora. Son los gerentes que se han acostumbrado a “pasarle la mano” a los trabajadores, en forma demagógica, sin tener la competencia necesaria para responder por el futuro de la organización. Un claro ejemplo lo tenemos en aquellos jefes populistas, que ofrecen hasta lo que no se puede y empeñan las organizaciones hasta limites indecibles.
El estilo Autoritario, que es el de la imposición a ultranza, sin contar con las personas. También esta distorsión es debida a la creencia en que los resultados de la organización son el todo y se olvida que el humano es el motor que permite renovación y cambios, en función de la eficiencia. Muchas teorías han demostrado su interés por cambiar esta faceta alterada de las intenciones de las ciencias administrativas, pero está en la naturaleza humana la posibilidad de cambiar esta manera de liderizar y, a la vez, que los subordinados comprendan las necesidades de la organización para concebir y adoptar decisiones que permitan subsistencia. El desafío final de los líderes estará en lo que establece Dave Ulrich, que los líderes “deben asumir los roles de Arquitectos Sociales” y esto significa, que es necesario promover la participación de la gente para efectuar cambios culturales proporcionales a la supervivencia y éxitos futuros de la organización. Si esto se logra, se obtiene la integración de equipos que buscan transformaciones en beneficio de la humanidad.
El estilo de: Conformidad es la forma de integrar ambos beneficios sobre las personas y logros corporativos, pero hacerlo con escaso esfuerzo, utilizando la visión cortoplacista. Es el esfuerzo temporal. Tal pareciera que estos individuos aún no han internalizado la comprensión de sus roles, y el interés por las personas y la organización, es parte de aquellas conductas que se manifiestan solamente en presencia de los superiores y no como un valor.
Por último está el estilo Integral, que requiere de todas las facetas del comportamiento y el conocimiento necesario para mediar entre las personas y así alcanzar el Liderazgo Integral. Para lograr este comportamiento hay muchos aspectos sobre los cuales hay que avanzar en las técnicas gerenciales, pero más importante, en las conductas. Encontraremos con esta meta que se busca, más que el trabajo individual, el trabajo en equipo orientado bajo cánones compartidos, clima organizacional de amplitud y confianza. Se busca calidad de logros y compromiso del grupo por alcanzar las metas en forma eficiente. El equipo se prepara profesionalmente en la solución de conflictos, evitando roces, interactuando ampliamente, aceptando las diferencias interpersonales y profesionales y apoyándose en el equipo para el logro común. De aquí la importancia de la Formación de EQUIPOS DE TRABAJO EFICIENTES, necesarios para alcanzar las mas compiscuas metas de cualquier organización…..incluso, la de los gobiernos….
*Vicealmirante, Doctor en Administración.
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